domingo, 28 de octubre de 2007

Crónica-noticia CCP

Colegio municipal de mujeres con mejores resultados en la PSU:

Carmela Carvajal: emblema del lesbianismo

En la actualidad es fácil reconocer a muchachas de entre 15 y 18 años que visten jumper, blusa blanca y la reconocida insignia celeste con la sigla del colegio, besándose en el Parque Bustamante, dejando de manifiesto una situación que cada vez se hace más común a la vista de cualquier transeúnte del sector sur-poniente de Providencia. Posibles respuestas para esta inusual situación hay muchas.

------------------------------ Por Juan Villagrán S.

La vida de las minorías sexuales en Chile está al límite de la clandestinidad, siempre es un misterio dónde se relacionan afectivamente y dónde estudian. Sin embargo, en el caso del colegio Carmela Carvajal de Providencia, llamar minoría sexual a las alumnas homosexuales puede ser discutible.
Estadísticas claras o cifras exactas de cuántas alumnas gays hay en el colegio, es imposible encontrar, puesto que en ningún establecimiento educacional de Chile es imprescindible saber –oficialmente por lo menos—la tendencia sexual de sus alumnos. Pero sí es fácilmente reconocible que en el colegio femenino, ubicado en avenida Italia, hay un fenómeno claro e inusual de lesbianismo, que ya lleva unos cuantos años.

El boom

En 2003, el Carmela Carvajal de Prat (CCP) ya comenzaba a dar signos de lesbianismo a través de la prensa, medios como el periódico electrónico Opus gay y el diario Las Últimas Noticias, daban a conocer la persecución por parte de las autoridades del colegio a alumnas lesbianas, ya que, según las paradocentes del establecimiento “las niñas era portadoras de enfermedades infecciosas”. Pero no fue hasta 2005, cuando el “fenómeno” se expandió y alcanzó su grado máximo, siendo la problemática del lesbianismo la principal preocupación de las autoridades del colegio en ese entonces. “Las niñas no podían andar de la mano, cosa común en nuestro género”, explica Solange, alumna de cuarto medio, que recuerda las medidas de las inspectoras para evitar tendencias lésbicas en el establecimiento. “En esos tiempos se empezaron a hacer fiestas gays en las casas de compañeras, donde la promiscuidad era alta” cuenta Geraldine, que también cursa cuarto año medio y reconoce su homosexualidad sin problemas, aunque ahora mantiene un bajo perfil en el colegio. “Es que cuando una es más chica anda alumbrando por todos lados que se `comió’ a una mina, es una etapa típica cuando una cursa segundo medio, porque en esa etapa andamos descubriendo todo”, agrega. Cabe recalcar, que hasta el día de hoy, el colegio está separado en dos pabellones, uno para las alumnas más pequeñas (séptimo y octavo año básico) y otro para las niñas mayores.

Reacciones

En el proceso de educación –por parte de la familia y el colegio—y en el descubrimiento sexual—por parte de las niñas—hay muchas respuestas y comportamientos en relación al lesbianismo.
Las jóvenes suelen ocultarle su tendencia a la familia, pero en la mayoría de los casos el núcleo sanguíneo sospecha de la homosexualidad de sus hijas. Lo mismo pasa en el colegio, donde los profesores e inspectoras saben lo que pasa, pero en la actualidad, a dos años de su boom, enfrentan el fenómeno con normalidad, más bien con resignación. Antes las directivas del establecimiento echaron a alumnas lesbianas, claro que por otras razones, como a Catalina Córdova. Cercanas a ella, afirman que Catalina sufrió una persecución y que por anotaciones “fantasmas”, ella fue expulsada del colegio, a pesar de que tenía promedio arriba de seis.

¿Moda o un fenómeno complejo?

Muchas personas se preguntan por qué pasa esto en el colegio. La mayoría del alumnado cree que es por moda, de hecho algunas lesbianas ya de cuarto medio, dicen: “muchas niñas (de segundo medio) se besan con todo el Carmela y a la salida las está esperando el pololo”.
Por otra parte, se puede pensar que el fenómeno es a causa de una falta de educación sexual tremenda, así lo explica Jorge Sepúlveda, padre de una alumna del colegio, “a mi hija le hacen un taller de enfermedades venéreas, eso es todo”. En la actualidad se hace el PADEM donde un objetivo de la Municipalidad de Providencia es tener a lo menos dos talleres de afectividad en el año, cosa que no se hace según las alumnas, que sólo asisten a un taller opcional, donde tres de las 25 alumnas que asisten, son gays.

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